domingo, 7 de noviembre de 2010

"The origin and principles of the American Revolution..." de Friedrich von Gentz

The origin and principles of the American Revolution compared with the origin and principles of the French Revolution es el extenso título de un breve ensayo escrito por Friedrich von Gentz en el siglo XIX. Vayamos a lo primero: ¿quién es el autor? Gentz fue secretario de Clemens von Metternich en el Congreso de Viena, celebrado por las principales potencias europeas tras la derrota de Napoleón. Fue diplomático del imperio austríaco y conocía el inglés y francés, por lo que tuvo acceso a la literatura sobre ambas revoluciones en las lenguas originales.
Reconocido anglófilo, en este ensayo procuró mostrar que la revolución americana era perfectamente legal de acuerdo con la tradición constitucional británica y que, de no haber sido por la tosudez y estrechez de miras de los políticos de la metrópoli, las trece colonias no se hubieran independizado. Gentz hace un relato ameno y detallado de las causas de la emancipación de los Estados Unidos, así como de las respuestas de los diferentes primeros ministros ante los reclamos de los colonos en América del Norte. El autor hace particular hincapié en el desarrollo constitucional en las colonias y cómo estas tenían la atribución de establecer sus propios impuestos. La rebelión fiscal ante la tentativa del parlamento británico de crear nuevos impuestos sobre los colonos era, pues, justificada para Gentz.
Pero el objetivo del autor no era -únicamente- hacer un relato de lo ocurrido en las lejanas costas de América del Norte, por entonces una región desconocida para la enorme mayoría de los europeos. Su propósito era comparar esta revolución con la ocurrida en Francia a partir de 1789 y que despertó fantasmas y guerras por varios años en el viejo continente. Cualquiera que sea la opinión que se tenga de la revolución francesa, lo cierto es que no deja de ser uno de los eventos que han marcado la historia de la humanidad. Gentz toma su posición en contra y, a diferencia de la revolución americana, le niega toda legalidad.
Gentz no repara en que la sociedad surgida en las trece colonias no es estamental, como sí lo era la francesa. Es por ello que en las asambleas legislativas de cada colonia estaban representados los propietarios, con independencia de su origen social; en tanto que en los Estados Generales que convocó el rey Luis XVI en 1789, la representación era estamental. Y debemos agregar: no sólo la representación en los Estados Generales, sino también para el pago de tributos. Porque sólo el Tercer Estado pagaba tributos e impuestos a la Corona y a los aristócratas, sino también el diezmo a la Iglesia Católica. Nada de esto existía en las colonias norteamericanas.
El autor negaba la existencia de los derechos del hombre, a los que criticaba por su carácter abstracto. No obstante -y quizás por prudencia política-, no señaló cuál era la fuente de legitimidad del poder. Resulta claro que en las colonias era el pueblo. De hecho, el mismo Gentz remarcó que incluso colonias como Rhode Island y Connecticut eran "democracias perfectas", ya que allí los colonos elegían por sufragio no sólo a la legislatura, sino también al gobernador. El hecho de que los colonos participaran activamente en el gobierno a través de sus representantes en las legislaturas, en los gobiernos locales, en el juicio por jurados, y que no hubiera óbices para adquirir la propiedad, fueron elementos que le dieron un tono claramente burgués a la revolución americana. A mi juicio, esta fue una revolución que buscó limitar el poder: primero el del parlamento británico, y luego el de la Corona. Pero que la soberanía residía en el pueblo, no estaba en discusión.
La revolución francesa, por su lado, sí buscó colocar en el centro del debate la fuente del poder. Es por ello que el Tercer Estado se proclamó así mismo como Asamblea Nacional, y los representantes de los otros dos Estados se sumaron a esta Asamblea posteriormente. Si todo hubiese concluido con la Constitución parlamentaria de 1791, quizás la monarquía francesa habría continuado a lo largo del siglo XIX. Sin embargo, -y esto no lo señala Gentz- el rey Luis XVI no sólo no estuvo a la altura del desafío político, sino que intentó huir con su familia a Austria, por lo que su prestigio se precipitó al fango. Los sectores más extremos terminaron tomando el poder y dieron rienda suelta al baño de sangre con el terror jacobino, en su afán de crear una civilización por completo nueva, desde cero, haciendo tabula rasa con el pasado. Esta masacre ha despertado el temor en algunos y el entusiasmo en otros. No fue casual que los revolucionarios bolcheviques, a comienzos del siglo XX, tomaran como referencia cada uno de los episodios de la revolución francesa.
Es una lectura provechosa para comprender la visión que tenían los aristócratas y gobernantes europeos sobre lo acontecido en la Francia revolucionaria, y cómo es que buscaron evitar de todos los modos posibles la propagación del jacobinismo en el viejo continente. No es un libro de historia, es un libro político, y es así como debe interpretarse.
Cabe agregar dos datos más: la versión en inglés fue traducida por John Quincy Adams, quien fue el sexto presidente de los Estados Unidos, y tiene un interesante prólogo y notas de Peter Koslowski, que amplía con erudición el ensayo escrito por Gentz.

Gentz, Friedrich von, The origin and principles of the American Revolution compared with the origin and principles of the French Revolution. Indianapolis, Liberty Fund, 2010.

1 comentario:

  1. Qué buena crónica que has hecho de este libro, Ricardo, realmente muy interesante tu resumen!!!

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