martes, 31 de diciembre de 2024

"El Mediterráneo", de John Julius Norwich

El escritor y diplomático John Julius Norwich, fallecido en 2018, fue un autor prolífico y un excelente divulgador sobre el Mediterráneo oriental -su trilogía sobre Bizancio está siendo publicada en nuestra lengua, sobre la que comentaré más adelante- y la milenaria historia de Venecia. En este volumen, de carácter más general, acometió la difícil tarea de englobar la historia humana en el Mar Mediterráneo desde la antigüedad hasta las conferencias de paz tras la Gran Guerra. Estamos acostumbrados a leer la historia segmentada por países, y entonces cuando se nos ofrece una visión con aspiración de sistematización regional, nos despierta una perspectiva renovadora y vivificante. Y, sobre todo, porque Norwich exhibe las contingencias de la existencia humana, cómo pequeños hechos o decisiones arbitrarias, tomadas al azar o por información sumamente escasa, lleva a cambios drásticos e impensables para sus protagonistas. Nada, absolutamente nada, determina la historia humana, no tiene un "sentido", aunque sí se pueden observar líneas profundas de continuidad en el imaginario cultural de cada país, que se transmite de generación en generación.

Los capítulos más logrados son, indudablemente, aquellos dedicados al Imperio Romano de Oriente -Bizancio-, la presencia veneciana, y de las islas como Chipre, Creta, Malta, Sicilia y las islas jónicas, aunque también escribió sobre las Baleares, Córcega y Cerdeña. Pero cuanto aconteció en la parte occidental del Mediterráneo es la más conocida en estas latitudes -todavía-, en tanto que los acontecimientos históricos de la parte oriental suelen ser tenidos a menos, o simplemente mencionados cuando han jugado un papel en el pretérito de los europeos occidentales. Pero no, se trata de una historia riquísima y compleja, digna de ser estudiada y leída, y este libro de Norwich es una magnífica llave de acceso a esa región del mundo. Los sitios de Creta y Malta, por ejemplo, o cómo las Cruzadas afectaron al Imperio Romano de Oriente para debilitarlo mortalmente -aun cuando el objetivo proclamado era otro-, muestran a las claras la falta de visión de conjunto de la cristiandad, con cada uno de los actores políticos atendiendo a su propia agenda en lugar de tener una visión de conjunto y hacia el largo plazo.

De especial relevancia son los capítulos dedicados a la entonces llamada "cuestión de Oriente", con la independencia de Grecia y la creciente intervención de las potencias del siglo XIX -una historia de la que fueron parte Lord Byron, Muhammad Alí y su hijo Ibrahim, y Thomas Cochrane, tan conocido en América del Sur por su rol clave en la emancipación de Chile y Perú-, como fueron el Imperio Ruso, Francia y el Reino Unido, todas queriendo desempeñar un rol determinante en el Mediterráneo. El Imperio Otomano comenzó su declive, a lo largo de un siglo, hasta quedar desmembrado cuando finalizan las páginas de este libro, en los capítulos de las guerras balcánicas, la Gran Guerra y los tratados posteriores.

Resulta incomprensible la historia de la civilización occidental sin conocer la del Mediterráneo como un sistema de interrelaciones, conflictivas o no, que fueron puentes entre culturas muy diferentes. Fenicios, griegos, romanos, bizantinos, árabes, vikingos, turcos, cruzados, genoveses y venecianos, piratas, órdenes de caballería, españoles, franceses, ingleses e italianos, han sido los protagonistas en esas aguas. Si bien hoy ya no es el centro geopolítico del mundo, sigue siendo uno de los principales mares del planeta. El texto resulta interesante, también, para quien estudie la historia naval y sus transformaciones a lo largo de los milenios. 

Es, asimismo, una historia repleta de matanzas, saqueos, vejaciones, esclavitud, destrucción, aunque a veces iluminada con unos pocos destellos de humanismo, cosmopolitismo, paz y difusión del comercio y de las artes. 


John Julius Norwich, El Mediterráneo. Barcelona, Ático de los Libros, 2021.

martes, 24 de diciembre de 2024

"La ciudad y sus muros inciertos", de Haruki Murakami

La narrativa de Murakami entrelaza el mundo real con el imaginario de un modo sutil, casi inadvertido, sin sobresaltos en el pasaje de uno al otro. Este quizás sea uno de los motivos de su atractivo en tiempos en los que pareciera ser que la ficción está agonizando. Y aquí está, una vez más, Haruki Murakami con una novela extensa, como todas las que escribe, y que además retoma un tema que ya se desarrolló en El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, como es el de la ciudad amurallada en la que, además de humanos, vivían unicornios. Con variantes, sí, y con una existencia más real que en la otra versión. 

En esta novela, el protagonista había conocido en tiempos de sus estudios de secundario a una joven de otro instituto que, repentinamente, vuelve a esa ciudad de la que tanto le hablaba en sus salidas. Él busca la llave de ingreso a esa extraña urbe, de pocos habitantes, pero de la que fue conociendo detalles por las narraciones de su novia. 

Aquí se entremezclan historias de quienes se buscan a sí mismos, que tienen sueños que se perdieron, de travesías vitales que tantean en una extraña cartografía sobre quiénes son realmente. El auténtico yo, alojado en esa ciudad. Y como suele ocurrir en los textos de Murakami, hay una búsqueda de sí mismo alejándose hacia pequeños pueblos de Japón, entre las montañas, rehaciéndose desde la reflexión y el afrontar desafíos rayanos en lo mágico.

La literatura japonesa contemporánea tiene un embajador en Murakami, que además de la valía de su propia pluma, permite adentrarse en el bellísimo laberinto de la cultura milenaria del archipiélago oriental.


Haruki Murakami, La ciudad y sus muros inciertos. Buenos Aires, Tusquets, 2024.