Mishima tiene admiración por el mal y la crueldad, no escatima en cincelar a sus personajes con el perfil más perverso y maquinador, que gozan en la desgracia propia y la autodestrucción más degradante. En esta novela, el ya anciano juez Honda decide adoptar como hijo al adolescente Tōru para dejarle su fortuna, además de brindarle educación, inserción en la sociedad y una nueva forma de vida. En el instante de conocerlo, percibió un destello de maldad en este joven.
Comienza un juego de dos personalidades que avanzan uno sobre el otro, aguardando sus respectivas muertes, mientras Honda resistía acechado por una vejez que le pesaba a diario, y Tōru con un destino de muerte prematura que ignoraba de sus sucesivas transmigraciones.
Yukio Mishima, La corrupción de un ángel.
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