Desde hace algunos años, los historiadores de Asia Oriental e Interior tienen una aproximación crítica hacia la documentación que disponen sobre las dinastías chinas, que les ha permitido descubrir una mayor policromía y complejidad de las relaciones de China con los pueblos de las estepas del norte, ya sean los turcos, uigures y mongoles. Al haberse basado mayormente en las fuentes disponibles de los eruditos y funcionarios chinos confucianos, la visión quedó distorsionada. Y es que estos eruditos proyectaron una imagen del imperio chino como étnicamente homogéneo, además de plantear una cosmovisión binaria en la que el "otro" del norte era bárbaro, cruel y casi no humano.
Lo cierto es que al disponer de más fuentes, el panorama es por completo diferente. Por un lado, los imperios chinos han sido habitados por diversos pueblos con sus propias costumbres y, por el otro, las relaciones interculturales en las fronteras fueron más fluidas de lo que se suponía.
En este valioso libro, el autor nos presenta un mundo mucho más interrelacionado entre chinos, turcos, mongoles, uigures y tibetanos, de cosmovisiones y costumbres similares. Las alianzas matrimoniales, el poco peso de las capitales sobre las periferias, las relaciones de lealtad personal entre los monarcas con sus vasallos a través de un extendido sistema patrimonial, hicieron de las regiones fronterizas un universo con sus propios códigos de conducta que poco tenían que ver con la ortodoxia confuciana. Asimismo, el aporte de los conocimientos obtenidos por los cambios en el medio ambiente han permitido observar la influencia de éste en las necesidades de los pueblos nómadas de las estepas.
El entramado de relaciones entre estos pueblos respondía a costumbres profundamente arraigadas, en los que eran de importancia crucial los intercambios comerciales, de obsequios, el protocolo, la recepción de grandes comitivas de visitas y banquetes, el comercio de equinos a cambio de seda y un intrincado sistema de investidura y vasallaje, extremadamente frágil por su carácter personal y no institucional.
Así, las dinastías Sui y Tang no habrán de diferir mayormente de las anteriores y posteriores en su trato con los pueblos vecinos, buscando aquietar las posibles incursiones militares y articular alianzas defensivas y comerciales.
Jonathan Karam Skaff, Sui-Tang China and Its Turko-Mongol Neighbors: Culture, Power, and Connections 580-800. New York, Oxford University Press, 2012.
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