El autor, Petr Roubal, fija su atención en la asamblea federal, un parlamento que hasta ese entonces no era más que una fachada en la que el todopoderoso Partido Comunista era el verdadero centro del poder. Pero con la elección de Václav Havel como -último- presidente de la República Socialista Checoslovaca en diciembre de 1989, además de un gabinete de coalición del PC con las dos grandes fuerzas opositoras, la checa Foro Cívico y la eslovaca Opinión Pública Contra la Violencia, la asamblea federal pasó a cobrar importancia central.
Y aquí la figura descollante para el cambio constitucional fue Zdeněk Jičinský, un reformista comunista que estuvo con Dubček en el experimento fallido del "socialismo con rostro humano" de 1968 y luego miembro de Carta 77. Él propuso recurrir a la revocatoria del mandato y cooptación de diputados, para reemplazar a miembros de la Asamblea Federal por figuras de las fuerzas opositoras hasta las elecciones generales de junio de 1990. En diciembre. Esta cooptación, que no era nueva en la historia de Checoslovaquia, permitía la gobernabilidad y la autoparlamentarización de la Asamblea Federal, así como de los parlamentos checo y eslovaco y de gobiernos municipales. En diciembre de 1989 ingresaron así una veintena de figuras de la oposición -entre ellos Dubček, que fue electo presidente de la Asamblea-, y en enero una nueva oleada con unos cien parlamentarios, entre los que cabe mencionar a Miloš Zeman, años después líder del partido socialdemócrata, primer ministro y actual presidente de la República Checa.
Esta política de cooptación fue posible gracias a las negociaciones con el Partido Comunista en la llamada mesa redonda, en donde esta fuerza en retirada, jaqueada y abandonada por su aliado soviético, fue haciendo concesiones a las demandas de las agrupaciones opositoras. Petr Roubal señala con acierto que este fue un hecho único en las transiciones de Europa oriental y central, ya que en Polonia la transición fue posible por la elección de Solidaridad para un tercio del parlamento -Sejm- y 99 de los cien escaños del Senado, en tanto que en Hungría ya había figuras independientes desde antes de la perestroika en el parlamento.
Se trata, pues, de un capítulo luminoso de la historia reciente de Europa, un ejemplo de transición pacífica hacia la democracia liberal poco conocido para el lector de habla castellana.
Petr Roubal, Starý pes, nové kousky. Kooptace do Federálního shromáždění a vytváření polistopadové politické kultury. Praga, Ústav pro Soudobé Dějiny, 2013.
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