La tercera lectura de Otredad, orientalismo e identidad, de Emmanuel Taub, ha sido la más provechosa de este excelente texto que, años atrás, incorporé a la bibliografía que recomendé en mis clases de Historia Política y Social Argentina en la Universidad de Belgrano.
Emmanuel Taub analiza minuciosamente la revista Caras y Caretas en el período 1898-1918, desde los inicios de la misma hasta el fin de la primera guerra mundial. Explora los artículos referidos al mundo árabe y musulmán en esa revista de tirada masiva y, por consiguiente, de tanta influencia para formación de la opinión pública en Argentina.
Señala que, en la construcción de una identidad nacional se creó un estereotipo del otro, remarcando en tres categorías de análisis: el otro lejano, el otro incivilizado y el otro exótico.
Bien señala el autor que hacia fines del siglo XIX hubo una revalorización de lo hispánico en Argentina, tal como lo hemos comentado al referirnos al libro de Lilia Ana Bertoni, hecho que se reflejó en la eliminación de los párrafos que resultaran injuriosos para la comunidad española del himno argentino. Desde Caras y Caretas, esa revalorización de lo hispano se reflejó en lo que yo llamaría la des-arabización del pretérito de la península, que fue invadida en el año 711. Esos ocho siglos de presencia árabe y musulmana -y, sobre todo, de pueblos del Magreb- fueron un período de esplendor cultural, económico, social y arquitectónico. Sin embargo, en la España decimonónica se hizo lo posible para borrar ese pasado que se veía como un "estigma" que la alejaba de Europa, como sinónimo de la civilización.
Los artículos sobre el Imperio Otomano reflejaban los estereotipos que el occidental quería ver en esa sociedad, tales como la presencia del harén, el uso del velo, así como hábitos con los que se identificaba al mundo islámico, tal como la pereza, el fatalismo y la sensualidad.
Finalmente, el libro cierra con los estereotipos con los que se veía a los inmigrantes que llegaron a Argentina procedentes del Imperio Otomano, caracterizados erróneamente como turcos. Había judíos, armenios, sirios, árabes y turcos que llegaban desde el imperio, y muchos de estos inmigrantes se esforzaban por demostrar que eran cristianos y educados en la cultura y lenguas del Occidente, a fin de ser aceptados y no vistos como un otro exótico.
El libro es, sencillamente, excelente, ameno, bien documentado, que merece ser leído y revisitado en forma frecuente para reflexionar sobre el pretérito rioplatense.
Emmanuel Taub, Otredad, orientalismo e identidad. Buenos Aires, Teseo, 2008.
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