Ludwig Erhard es una de las figuras más relevantes en la reconstrucción alemana tras la segunda guerra mundial. Su nombre, sin embargo, no suele aparecer en los textos de historia y quedó opacado por el canciller federal Konrad Adenauer.
En esta biografía se analizan sus ideas, trayectoria, paso por la función pública y personalidad, así como sus encontronazos con Adenauer, en cuyos gobiernos fue ministro de Economía y luego sucesor como canciller.
Erhard se enroló en el ejército durante la primera guerra mundial, combatió en el frente occidental en Francia, donde fue gravemente herido, quedando su brazo izquierdo más corto y con severos problemas en una pierna. Tras la guerra, comenzó estudios en una escuela de negocios y allí encontró su vocación por la economía, abrazando las ideas liberales desde joven. Trabajó en institutos de investigación y asesoramiento y se negó a afiliarse al nazismo desde 1933 en adelante. Al terminar la guerra, presentó sus ideas a las fuerzas aliadas que ocupaban la Alemania derrotada y fue incorporado a los gobiernos regionales de reconstrucción, llegando a destacarse en la administración de la economía en la región estadounidense. Opositor a la planificación de la economía y partidario de la liberación de precios y salarios, su momento clave fue la liberalización de la venta de varios productos en la bizona estadounidense-británica para que circularan libremente, con lo que el mercado negro retrocedió rápidamente.
Erhard fue cortejado por el partido FDP, el Partido Libre Democrático, para incorporarlo a sus filas. Sin embargo, prefirió acercarse a la CDU, democracia cristiana, aunque se afilió a ese partido formalmente en los años sesenta. Una rareza intelectual en el mundo de la posguerra, Erhard era lector de autores como Wilhelm Röpke, Walter Eucken y Alexander Rüstow, que ponían el acento de la competencia en una economía de mercado sin monopolios, carteles ni planificación. De estos académicos ordoliberales de la Universidad de Freiburg tomó el concepto de "economía social de mercado" que, a diferencia del liberalismo clásico, sostiene la necesidad de que el Estado cree los mecanismos para evitar la formación de monopolios y carteles que habían caracterizado la economía germana.
Ludwig Erhard fue candidato por la CDU junto a Adenauer, que formó el primer gobierno de coalición de la posguerra. En este libro, el biógrafo Alfred Mierzejewski traza un contorno poco favorable a Konrad Adenauer, presentándolo como un político pragmático, principalmente interesado en sostenerse en el poder, y que tuvo permanentes encontronazos con Erhard a quien, no obstante, mantuvo como ministro de Economía durante todos sus años como canciller. Y es que el ministro Erhard logró, a pesar de las presiones intervencionistas dentro de la CDU, de las críticas socialdemócratas y los intereses del lobby industrial, crear un ambiente propicio para la competencia y la iniciativa privada que impulsó el progreso económico alemán. Pero Erhard no fue nunca un hombre de partido, ni tampoco se interesó en las menudencias administrativas de su ministerio, por lo que Adenauer lo reprendía continuamente por sus viajes al exterior y aparente falta de interés en su función. Sin embargo, Erhard era una figura de gran popularidad, disfrutaba haciendo campaña por todo el país y la CDU lo necesitaba para ganar elecciones.
Los fracasos de Erhard se debieron, según el biógrafo, a que Adenauer no lo sostuvo políticamente en su ley contra los carteles, y a que el canciller permanentemente lo vio como un rival al que debía contener. Erhard no pudo evitar la expansión del gasto en la seguridad social, el déficit y los gastos electorales. Fue un férreo opositor a la burocratización de la Comunidad Económica Europea, ya que su visión del libre comercio era más amplia y cruzaba a Gran Bretaña y a América del Norte.
En 1963 Adenauer debió renunciar y el cargo de canciller fue ocupado por Erhard, quien logró un importante triunfo electoral, pero debió abandonar la función en 1966. Y es que Erhard no tenía apoyo en su partido, al que le resultaba extraño, así como no supo moverse con soltura y realismo en la política internacional con figuras como Charles de Gaulle y Lyndon Johnson. Esto no significó su retiro por completo de la escena pública, ya que permaneció como diputado en el Bundestag hasta su fallecimiento en 1977.
A juicio de Mierzejewski, Erhard fue víctima de su propia ingenuidad, en una sociedad que no comprendía los principios de la economía de mercado y que seguía creyendo en la necesidad de grandes líderes políticos.
Alfred Mierzejewski, Ludwig Erhard: A Biography. Chapel Hill, University of North Carolina Press, 2004.
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