En este libro, el historiador neerlandés Eric Storm busca trazar el periplo del Estado nación desde los inicios de este concepto, hasta nuestros contemporáneos. El título "nacionalismo" engloba lo que, a mi juicio, son categorías diferentes: la corriente política que podemos definir como nacionalismo -que varía, por supuesto, en cada país por razones obvias-, el Estado nación, la nacionalidad y el sentimiento patriótico. En este recorrido viaja por Europa, la cuna de los Estados nacionales, pero sigue por Asia, África y América, procurando desarrollar una historia sincrónica. No obstante, y es nuevamente mi opinión personal, reúne fenómenos que deberían analizase por separado. Porque no es lo mismo el amor a la Patria y el orgullo legítimo que se siente por la comunidad nacional en la que se nació, con la concepción política e ideológica del nacionalismo, que suele venir cargado de exclusivismo étnico, histórico, a veces religioso, y que ve en todo lo demás un elemento de destrucción del Estado nación.
El libro es un torbellino de datos que, a veces, se puede volver confuso con los saltos de latitudes, ya que las concepciones en torno a la nacionalidad, la nación, el Estado, la historia, la tradición, las cosmovisiones religiosas y filosóficas no son las mismas. Con la misma palabra se pueden significar cuestiones muy diferentes, y allí la precisión del historiador debe ser de extrema claridad y prudencia. Creo que los capítulos más logrados son los que abarcan los decenios entre 1848 y 1914, especialmente en lo atinente al continente europeo. Fue en ese período en el que hubo un auge de las demandas de creación de Estados s nacionales, la unificación de Italia y Alemania, así como luego los nacionalismos adoptaron estereotipos étnicos y religiosos que mezclaron -explosivamente- con las teorías pseudo científicas del racismo, la eugenesia y el darwinismo social, como si fueran entidades biológicas en sí mismas en una lucha mundial por la supervivencia. Estas corrientes de pensamiento desembocaron en las dos guerras mundiales y, aunque fueron derrotadas militarmente, no por ello han desaparecido y resurgen periódicamente, aunque con variantes disimuladas.
Una vez más, hacia el final, a mi criterio se agrega confusión al ubicar a los movimientos por identidades culturales dentro del texto. Todos los seres humanos buscamos grupos de pertenencia, pero no por ello podemos ubicar a todo dentro de la categoría del nacionalismo, que en sí es una corriente política.
Eric Storm, Nacionalismo. Barcelona, Crítica, 2025.

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